Cómo evitar las relaciones tóxicas

toxicos

Ninguna relación humana está completamente libre de conflictos, como todos hemos aprendidos  por experiencia directa o indirecta. Pero los normales conflictos, “fisiológicos” en una relación entre dos personas, nada tienen a que ver con las que normalmente llamamos “relaciones toxicas”.

Una relación toxica es una relación, permeada de un general clima de negatividad, donde los conflictos en lugar de generar un paso adelante y un crecimiento hacia la confianza y el entendimiento reciproco, producen un sentimiento de inseguridad por  falta de respeto, de escucha y de dialogo.

Relaciones que pueden ser de pareja pero también familiares, de trabajo o de amistad, donde es evidente que una parte se entrega mucho más que la otra, y que no se consigue un  efectivo equilibrio sentimental y emocional. Una relación, podríamos decir, donde no sentimos de ser amados  por lo que realmente somos, sino que nos ponemos en una situación disfuncional,  intentando  estar a  la altura de…

¿Cómo podemos reconocerlas, entonces?     

 

Hay algunas simples preguntas que  podemos  hacernos para comprender si estamos atrapados en una relación de este tipo como, por ej. “Desde que tengo esta relación mi autoestima ha crecido o me siento más inseguro?” ¿Cómo ha cambiado mi relación con mi entorno de siempre?   ¿Qué es lo que siento cuando pienso en esta persona, que clase de emociones mueve dentro de mí? ¿Qué me aporta esta relación? ¿Que me quita?

De hecho las personas  cuando suelen sentirse criticadas, juzgadas o no aceptadas por una persona que ellos consideran importante en su propia vida  empiezan a buscar su   satisfacción más de la propia, en una continua carrera para complacer los deseos del otro , olvidando la importancia de una propia sana afirmación dentro de la relación.

Sabemos que podemos, y debemos, poner en relación esta actitud con las relaciones primarias que hemos tenido en la vida, con el padre y la madre. Aunque considere esta interpretación quizás  limitada y reductiva, podemos de hecho afirmar que, si desde pequeños nos hemos sentidos  inseguros y hemos aprendido a complacer las expectativas de los demás, es más fácil que desde mayores  podríamos caer víctimas de una relación toxica y que nos procura más daño que bienestar, ósea no funcional al nuestro equilibrio y bienestar personal.

Y ahora,  ¿Cómo podemos aprender a evitarlas? 

  1. El primer paso consiste en la capacidad de identificar la “toxicidad” de una relación, reflexionando a fondo sobre nuestros sentimientos y sobre las emociones negativas que, derivando de la otra persona o de la dinámica interna a la relación con ella, nos perjudican.
  2. En segundo lugar es imprescindible aprender a quererse, a reconocerse como persona que se merece disfrutar del amor y del respecto de nosotros mismos y de los demás, a trabajar para mejorar nuestra autoestima, sin por esto tener que cortar la relación en toto, pero si negándose rotundamente y con claridad a dejarse involucrar en dinámicas dañinas o que nos hacen sufrir.
  3. El tercer paso es aprender a conocer e interpretar las reales dinámicas internas a este tipo de relación. Aumentar el nivel de concienciación y saber actuar de forma resolutiva primero sobre los comportamientos perjudiciales, y segundo, si esto no es suficiente, sobre la relación misma, sabiendo que siempre tenemos en nuestra mano el poder de alejarnos de lo que nos hace daño, dejando del todo o tomando distancia de las personas que nos hacen sufrir.

El amor es quizás uno de los sentimientos que más puede llenar y enriquecer nuestra vida, y por cierto no solo es felicidad pura, estrellas y corazones: hay que “trabajarlo” mucho y luchar por ello, pero siempre y cuando nos aporte equilibrio, bienestar, crecimiento y la posibilidad de mejorarnos.

Todo esto – hay que recordarlo siempre – está en nuestras manos y siempre estamos a tiempo para distanciarnos  de situaciones que nos procuran inútiles y peligrosos sufrimientos.

 

SHARE

Leave a reply