28 Oct
2015
¿Qué pasa hijo?
Es muy difícil, cuando alguien de nuestro círculo familiar más íntimo está pasando por una mala racha, no quedar demasiado involucrados y saber estar, desde una perspectiva partícipe y equilibrada, a su lado de forma positiva y sana.
Y mucho más cuando vemos sufrir a nuestros hijos – niños o adolescentes – por sus (nunca pequeños) problemas o alguna desilusión en sus ámbitos más próximos, como el colegio o los amigos.
El sufrimiento de un hijo se repercute en nuestra esfera emotiva con un efecto multiplicador que debemos aprender a mantener bajo control para no enfatizar y agravar sus angustias. Por esto es muy importante mantenerse serenos y dejarse ver tranquilos y comunicativos.
Delante de un problema, un obstáculo, una fuerte desilusión hay que recordar a nuestros hijos que la vida nos proporciona muchas ocasiones de crecimiento y los obstáculos son exactamente esto. Sin juzgar podemos apoyarles para que este sentimiento negativo de dolor, tristeza, inseguridad no les lleve a hundirse sino que en cambio aprendan a reaccionar, a pensar que siempre hay una ocasión mejor y diferente y que nuestra actitud valiente y positiva marcará la diferencia.
Ayudémosle a reflexionar, más allá del disgusto o de la rabia momentánea, sobre la responsabilidad que ha tenido, y si su conducta no ha sido la apropiada…sin que le falte nuestro apoyo total, la nuestra comprensión, todo el nuestro cariño.
Ayudémosles a entender que obstáculos y dificultades son parte de la vida de cada uno de nosotros en cualquier momento, pero que siempre a través de ellos la vida nos brinda la oportunidad de aprender, mejorar, crecer y que esto forma parte de la estructura misma de la vida y no solo de una fase o de una edad en particular.
Una persona que a lo largo de su vida, tanto de joven como de mayor habrá aprendido a enfrentarse a las dificultades aprendiendo de sus errores y levantándose después de una caída podrá conseguir una visión de la vida misma como de un viaje continuo, duro a veces pero siempre hermoso, hacía el equilibrio, la serenidad y el crecimiento personal.